El discurso de la víctima

En los procesos de transformación cultural y coaching que tengo oportunidad de llevar en organizaciones, frecuentemente encuentro un alto nivel de victimización en sus integrantes, muchas veces no consciente. Hoy somos espectadores de este modelo mental también desde otras tribunas nacionales. Lo cierto es que es más sencillo buscar lo que no quiero que suceda o lo que quiero de terceros. La contra parte nos reta, implica explorarse y cambiar.

Si no podemos reconocer el sistema detrás de los hechos observables como insatisfactorios, si no podemos cuestionar la relación causa efecto y asumir el rol que nos corresponde, no podremos ser parte de la solución, seremos reactivos, muchas veces en modo víctima.
Es una gran tentación sentirnos o presentarnos a través de la narrativa de victimización y así no asumir un rol en la solución, solo buscando culpables. Este camino tiene un precio alto, no tener la culpa o pretender ser inocentes se paga con la impotencia, que primero se expresa como una indefensión y luego se consolida en incapacidad real.
Y el círculo vicioso se instala, mayor impotencia, más victimización y cada vez menos opciones para resolver. A estas alturas el modelo mental, de la víctima, no solo gobierna y decide, sino que además bloquea la posibilidad de considerar otras opciones más protagónicas.

Un líder, desde la victimización, creará diálogos de víctima y pronto también un ecosistema que le sirva y justifique. Las decisiones serán tomadas desde el temor y el interés propio, muy lejanas al servicio, sentirá que es lo mejor que puede hacer, subsistir peleando contra lo que amenaza el status quo, (nivel 1 de los 7 niveles de liderazgo del modelo de Barrett) buscando reforzar a cualquier precio las relaciones y aceptación (nivel 2 del modelo citado) e intentando mostrar desempeño a través de comparaciones que no lo descalifiquen (nivel 3 de 7) Todo desde la base del interés propio y no desde la mirada del servicio y búsqueda del bien común.

Barrett dos grandes niveles

La impotencia, que la víctima sufre, se irradia, se hace cultura y  se configura como un peligro mayor para la familia, organización, ciudad o país desde donde actúa su influencia.

¿Cómo podemos contrarrestar la victimización? Fred Koffman nos recuerda que busquemos  el modelo mental del protagonista, el que se hace cargo, asume su rol y busca opciones en si mismo. Una pregunta poderosa para revelarlo sería:
¿Cómo puedo YO (co-crear, cooperar, co-inspirar) cambiar esto?
Preguntárselo en primera persona obliga a tomar responsabilidad de los actos y consecuencias, te aleja de la victimización te pone en el modelo del protagonista

Conociendo que la víctima busca adeptos y un ecosistema que le sirva, será más inteligente buscar el cambio desde donde podemos gestionarlo, desde nuestro propio protagonismo, contrarrestando diálogos de victimización cuando nos enfrentemos a ellos, creando espacios para la pregunta del protagonista, evitando buscar culpables y como diría Gandhi, siendo el cambio que buscamos, con el ejemplo cotidiano, con integridad, desde nuestra familia, empresa o comunidad. No se deje contagiar!

El líder en la era de la consciencia no busca «sacar» lo mejor de su equipo, busca servir mejor a su equipo, a la comunidad, a su país, para que el beneficio obtenido sea el bien mayor, desde la victimización no es posible lograrlo.

Hoy más que nunca nos toca desde cada espacio y oportunidad ser protagonistas del cambio.

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Me resisto a vivir con miedo

Marzo 2020, nunca viví una situación como esta, confinamiento domiciliario casi absoluto por una pandemia viral. Van más de 30 días con canales de televisión saturados de «noticias» del COVID19, como debe de comportarse la población y en muchos casos no lo hace. El otro lado de la cobertura mediática y de redes sociales en los últimos días están las consecuencias económicas y el impacto en los distintos sectores de la sociedad, las medidas que se toman y la estadística de muertes.

La información del agente viral es suficiente para lo que un lego en medicina necesita saber y las medidas que se deben tener para la contención y mitigación, individual y colectiva de la probabilidad de contraer el virus, eventualmente hacer síntomas y posiblemente tener complicaciones que en un porcentaje de entre 5% y 10% serán complicaciones severas y alrededor de un 3% terminarán en decesos (suena frío pero ayuda a ponerlo en perspectiva epidemiológica) muchos de ellos por saturación del sistema de cuidados críticos de salud. Entiendo crear conciencia y nuevos hábitos necesita cobertura y frecuencia intensiva, también tiempo y motivación. Pero hasta aquí «huelo miedo» más que motivos para la acción.

En un post anterior sobre el miedo en esta coyuntura de  pandemia por COVID 19 https://nestormontestruque.com/2020/03/13/miedo-en-tiempos-de-corona-virus/ resalto como el miedo, emoción y respuesta fisiológica, nos puede proteger en cierto modo pero también paralizar, pasando por un espectro de conductas asociadas o compensatorias muy riesgosas  para el individuo y la sociedad.

¿Cómo queda impactada la tan demandada empatía en un contexto como este?

He observado directamente varios matices, desde como aplaudimos a los de la «primera línea» que nos protegen y proveen hasta como criticamos duramente a aquellos que no se quedan en sus casas. ¿Por qué es más fácil comprender o ponerse en los zapatos del que nos defiende y provee y retribuirle con un aplauso? ¿Por qué podemos ser muy duros con los que vemos en la calle sin permiso de trabajo formal? Planteo la inferencia ¿Los primeros me salvan y los segundos me exponen? ¿Veo en cada individuo un potencial agente agresor a mi salud? Y la gran pregunta que hay detrás de esas reacciones ¿Qué siento? ¿Qué pienso que me hace sentir, lo que siento?

La llamada distancia social no implica la perdida de empatía, la perdida de conexión y emociones, el miedo nos puede hacer ver solo lo que nos permite ver, pero no debemos dejar nos impida poder sonreír (se ve en los ojos aun uses mascarilla), usar el lenguaje corporal, escuchar activamente, ¡usar la palabra! En fin, necesitamos entrenar esas nuevas habilidades de comunicación para no alejarnos por el contrario acercarnos más.

En un artículo anterior hablamos de la importancia de pasar del Yo al NOSOTROS para poder crecer, liderarnos y liderar https://nestormontestruque.com/2019/06/12/del-yo-al-nosotros/) dejar el ego individualista y pasar a la trascendencia en el servicio, la mirada al bien común para nuestra sociedad y planeta. ¿Se puede todo esto desde el miedo? Todo eso se hace más difícil cuando percibimos que nuestras necesidades básicas de supervivencia no están satisfechas o peor aún se ven amenazadas. Richard Barrett en su modelo de liderazgo reconoce los tres primeros niveles de 7 como la zona del miedo del desarrollo de un líder y nos dice, además, que desde allí un prospecto de líder no puede autenticar el servicio y las decisiones en el bien de su equipo o comunidad, es recién cuando se libera del miedo a la subsistencia, aceptación e imagen de sí mismo que inicia su transformación trascendente y el real ejercicio del liderazgo consciente.

¿Cómo nos reconocemos en el transcurso de esta pandemia? ¿Qué mueve las acciones o reacciones que tenemos? ¿Qué nos impide dejar atrás el miedo? ¿Cómo capitalizo personalmente la experiencia? ¿Qué me falta ahora para las nuevas demandas de la sociedad y mis clientes?

Será importante que cada uno resuelva esa pregunta sinceramente, reconociéndose, y pueda elaborar un plan de acción (si tiene un coach en el que confíe, llámelo)

Si le toca dirigir, afronte el reto movido (motivado) por un buen propósito, que pueda mirar más allá de la crisis y que sus acciones, de manera responsable consigo y la sociedad busquen el bien común en libertad.

Que la crisis saque lo mejor de nosotros, ponga en valor los valores, la conciencia del impacto colectivo de nuestras acciones individuales, pero para crecer y no para huir y solo protegernos como aquel hombre de las cavernas, a quien el miedo le era indispensable para subsistir. La espiritualidad llegue para aumentar la humildad y la fe en Dios para mantener el propósito y la esperanza. Somos humanos del siglo XXI ¡Vamos con alegría a la búsqueda de un mundo mejor!

Néstor Montestruque A

Coach

Miedo en tiempos de Corona Virus

El miedo es esa emoción básica que nace del cerebro, principalmente en la amígdala cerebral parte del sistema límbico, aquella que desde el inicio de los tiempos sirvió al ser humano para sobrevivir ante depredadores y otras amenazas como sistema de alerta biológico (alterando pensamientos y conductas) ante situaciones desconocidas, activando hormonas como la adrenalina y el cortisol para respuestas rápidas.

¿Qué sucede con el miedo en el ser humano del siglo XXI? ¿Qué rol juega en los nuevos retos de la especie y sociedad?

A diferencia de nuestros antecesores, la activación del miedo (o temor según su intensidad) en el ser humano del siglo XXI, sirve para enfrentar otras situaciones de peligro que ofrece la sociedad “moderna”, también actúa en coordinación con otros sistemas ahora más evolucionados del cerebro como la corteza (prefrontal principalmente) cerebral, capaces de almacenar información (que no tenían nuestros antepasados) para «mejorar” la respuesta cognitiva ante situaciones de amenaza, pero también condicionar (mensajes externos juegan un rol importante) conductas individuales y colectivas. Aprendemos a tener miedo (incluso cuando la situación no es real) y asociamos conductas compensatorias a este, dimensionadas o sobre dimensionadas.

Miedo, gran movilizador

Millones de mensajes circulan en el mundo alrededor de esta pandemia, muchos con la intención de informar, otros con intención de criticar, muchos para satirizar y algunos no menores para hackear información.

¿Pero más allá de la intención, qué causan en nuestro sistema emocional? ¿Cómo el miedo nos podría afectar y ya no proteger?

Dependiendo del tiempo que dispongan o nivel de acceso a información, la gran mayoría de nosotros se ha visto expuesto a un nivel saturado de información respecto a la posibilidad de infectarse, riesgos asociados, prevención y regulación al respecto, la primera respuesta en algunos, la negación (a mí no me pasará) y luego o rápidamente en otros, la aceptación y MIEDO o alguna conducta compensatoria (me puede pasar, como responderé a esa amenaza) que lo evidencia. Es normal, natural y hasta adaptativo.
El asunto es que ya podrías tomar tus decisiones respecto de como, racionalmente, actuarás ante esta amenaza, pero la “información” sigue llegando en todas sus formas, llegan también las respuestas y opiniones de otros, llegan abrumadora e insistentemente por todos los medios informes de situación y repetición de información.
¿Cuál es el momento de dosificar o clasificar la información que necesitas?
Pues cuando ya no aporta más a tu decisión informada y te genera ansiedad, saturación que bloquea tu concentración y te llevan a sentir indicios de pánico o conductas asociadas a el (mira los anaqueles de los supermercados)
Algo también muy humano, es tratar de controlar (cierto nivel es bueno) muchas veces lo incontrolable, no me refiero a las políticas de prevención, mitigación o aislamiento que los protocolos propios de situaciones de pandemia ameritan, me refiero a el impulso, que genera estrés, por aspirar a hacerte cargo más allá de lo que puedes hacerte cargo. Tú puedes hacerte cargo de tus conductas de prevención, de tus hábitos sociales, de tu solidaridad, etc. Pero tendrás que confiar en otros para la ejecución de otras acciones y no bloquearlas o sabotearlas fruto de tu ansiedad o temor. Saboteamos la salud del otro cuando desabastecemos algunos artículos de primera necesidad, somos poco solidarios con el prójimo cuando acopiamos más de los necesario, cuando marginamos. Las crisis sacan lo mejor o lo peor de las personas.
Que esta pandemia sirva para incrementar los niveles de empatía social, para crecer emocionalmente gobernando nuestras emociones y generando acciones solidarias en desmedro del individualismo. Una crisis de salud como esta no es posible controlarla si no hay sentido comunitario y responsabilidad individual. Es un gran momento para reforzar valores familiares y sociales, para mirar hacia adentro y hacernos cargo con protagonismo, cambiar lo que yo tengo que cambiar para ser más útil y sentirme fortalecido (genera oxitocina que ayuda a mejorar las defensas y sentirnos bien) Para mirar al prójimo con amor, aun cuando la distancia física sea necesaria temporalmente, para incrementar la fe en Dios y orar por los que sufren realmente el impacto de esta situación.
Néstor Montestruque A
Coach

Coaching en la Era de la Consciencia

Hemos transcurrido como civilización un camino de importantes cambios en los últimos 200 años, tanto en modelos de desarrollo económico y cultural, como en ser una sociedad influenciada por la tecnología y nueva demografía. Pasamos del poder de la fuerza del hombre en la era de la agricultura, al oficio calificado y orientación a la calidad durante la era industrial y, junto con eso, cambiamos el paradigma del independiente al asalariado. La era post industrial nos mostró nuevos retos de calificación y especialización como imprescindibles para el desarrollo profesional y social de las personas, lo que dio paso a la era del conocimiento e información.

Hasta aquí pusimos la mirada siempre “fuera de nosotros”, la competencia nos llevó a buscar diferenciarnos con la especialización técnica, buscando el desarrollo en el capital intelectual. Sin embargo, llegó el momento en que el postergado o distorsionado anhelo de plenitud y felicidad, como individuos y sociedad, necesitó retomar su espacio y protagonismo, acelerando una nueva “revolución”: la era de la consciencia. En la cual el protagonista vuelve a ser el individuo, donde las respuestas y los recursos que necesita ya no están fuera de él y vuelve la mirada hacia adentro; buscando el crecimiento al eliminar las creencias limitantes acopiadas en el subconsciente o modeladas a través de los líderes “del pasado”.

En revaluar nuestro potencial y capital cultural como sociedad, buscando mejorar el balance en nuestras vidas y, con ello incrementar nuestra productividad laboral y contribución social, intentando también ser más felices y plenos.

Es en este contexto donde el Coaching encuentra su desarrollo y aplicabilidad, ya que las personas más allá de llenarnos de etiquetas y ejercer viejos paradigmas, buscamos nuestro propósito en los distintos roles que cumplimos. Deseamos libertad y equidad, ser protagonistas de nuestras vidas y nuestro futuro en ellas. Es en este contexto también, donde los valores personales y colectivos renuevan su vigencia desde la responsabilidad individual para construir comunidad (del YO al NOSOTROS)

La autorrealización (mezcla de pasión y propósito) se convierte en una meta más clara y próxima cuando se toma consciencia de quien eres y no solo que haces.

Pero ¿Quién eres? ¿Qué deseas ser? ¿Qué te “mueve”? ¿A qué valores apelas para discernir? ¿Qué te impide ser lo que quieres ser o explotar al máximo tu potencial?

Cualquier persona (o líder de una organización) en esta era de la consciencia que no tenga claridad en estas preguntas, no puede decir que se auto lidera, que se gobierna emocionalmente y, que podrá influir, inspirar y guiar a un equipo hacia metas más allá de una que otra tarea efímera.

El coaching a nivel personal o en el contexto de las organizaciones, proporciona un espacio de encuentro uno mismo y sus creencias o modelos mentales. Te permitirá reflexionar y decidir con que te quedas y que necesitas cambiar, te acompañará en el diseño y aplicación de tu plan de acción para lograrlo.

Sin juicios externos y mucha autenticidad podrás alejarte de la “zona del miedo” (niveles 1, 2 y 3 según el modelo de Barrett) transformarte y llevar tu influencia a construir una vida más plena, una comunidad más libre y responsable, confianza y respeto en balance con una dosis de humildad y la firmeza para generar equipos de alto desempeño y personas eficientemente felices.

¿Te atreves a probar el coaching? ¿Qué te impediría hacerlo?

 

Néstor Montestruque A

Executive & Business Coach

Autenticidad: Reto en las organizaciones

El incremento exponencial en la velocidad de los cambios por tecnologías disruptivas, nuevos stakeholders en el mercado, acceso a información y conocimientos y los paradigmas de las nuevas generaciones (de consumidores y colaboradores) hacen que las organizaciones enfrentan nuevos retos para cumplir su misión.

Uno de los más importantes: La velocidad de respuestas a un mercado cada vez más demandante, hiper comunicado, sensible y sobre todo crítico ante la veracidad de las propuestas. ¿Qué necesitan entonces, las organizaciones, para comunicar y sostener sus propuestas de valor con la velocidad que el mercado demanda? ¿Cómo lo hacen garantizando los valores de la organización?

Autenticidad. To be or not to be?

Desde la perspectiva de la lógica, la autenticidad está íntimamente ligada a la “verdad” y esta al pensamiento. Cito “verdad” entre comillas ya que prefiero definirla como la interpretación de la realidad a través de los pensamientos y sistemas de creencias en cada individuo. La autenticidad entonces necesita del reconocimiento de la “verdad” pero con la condición objetiva de separar “la paja del trigo” en otras palabras, distinguir los hechos de las inferencias, interpretaciones y juicios, que deberán ser validados.

La autenticidad, ligada a su etimología, se basa en obrar desde la propia autoridad, ser dueño de la “verdad” en sí mismo, nos lleva entonces a recorrer un camino de profundo auto conocimiento como primer requisito, y luego, de una profunda toma de conciencia del entorno donde la debo desarrollar.

Al conocer las creencias y modelos mentales, reconoceremos los límites que estas podrían imponernos para respetar la diversidad interpretativa en el entorno, sin eso solo podremos aspirar a ser una pieza aislada, o peor aún, cínica, en los procesos de negocios del cada vez más complejo y cambiantes en el mundo de las organizaciones altamente productivas.

La autenticidad es un valor personal y profesional, ejercerla fomenta el crecimiento de las personas, al hacerse responsables y coherentes con sus actos.

¿Por qué la autenticidad se convierte hoy en día en core competence en las organizaciones competitivas?

En el mundo contemporáneo, donde convivimos hiper comunicados y nada se puede esconder, la autenticidad de las personas (y como equipos de trabajo) se convierte en un atributo imprescindible para generar ventajas competitivas en las organizaciones. Afecta positivamente la generación de estrategias y la velocidad de su implementación, evitando reprocesos y perdida de energía.

En las organizaciones auténticas este valor se cultiva y se respira en el día a día, se refleja en la satisfacción de los colaboradores (más aún si son millenials) en los equipos de trabajo con mejores negociaciones, en la eficiencia operativa con mejor ejecución y finalmente en la participación de mercado. Velocidad de respuesta y alta rentabilidad.

La tarea de impregnar autenticidad en una organización es intensa y debe ser continuamente monitoreada. Hoy en día nos enfrentamos a entornos viciados con prácticas poco éticas y hasta corruptas en el mercado y de otro lado el sostener o incrementar la reputación social y buenas prácticas corporativas, todo esto para mantener la atractividad con los clientes externos, el talento interno, valor para los accionistas e imagen y reputación ante la sociedad. Razones más que claras para promover organizaciones auténticas con colaboradores auténticos que generen procesos de negocio ágiles y eficientes. Nada de esto se debe improvisar.

¿Cuántas opiniones e información “corren” en el pasillo de tu empresa? ¿Cuánto re-proceso existe? ¿Cuánta victimización escuchas en los diálogos de tus colaboradores? ¿Cuán auténtica es tu organización hoy en día?

Néstor Montestruque A

 

 

Propósito y valor

Esta es una reflexión a razón de la muerte de 3 valientes bomberos peruanos en un incendio ocurrido en la ciudad de Lima hace unos días. La sensibilidad de la comunidad al ver que la muerte fue el trágico resultado de la intervención de estos «hombres de rojo», se tradujo en expresiones y titulares como: ¿Por qué lo hacen? ¿Por qué se arriesgan así? ¡Que valientes!

Bomberos peruanos combatiendo un incendio

Definir y aceptar tu propósito en la vida, eso que te mueve, la razón que le encuentras a tu paso por este mundo, aquello que te genera los suficientes motivos para tomar una u otra determinada acción, eso que te ilumina y exalta el espíritu, es un proceso que algunas personas nunca llegan a concretrar y mucho menos definir a tiempo, otras pueden ir re-definiéndolo en la medida que maduran sus emociones y aprenden a reconocerse  y aceptarse con los dones y talentos que Dios puso en ellos. Si tu propósito es claro tus motivaciones son fuertes y tus acciones congruentes y alineadas

Para descubrir el propósito personal muchas veces recurren   a un ejercicio intelectual a través de un taller o seminario, también hacen uso del auto examen de conciencia, recorriendo gustos y preferencia para tratar de alinearlos con sus creencias, espiritualidad  y visión del futuro. Ambas son vías válidas y muchas veces complementarias.

Los seres humanos en general y más aún cuando jóvenes,  solemos fijarnos metas muy personales e intrínsecas, buscamos el reconocimiento extrínseco también como fuente de motivación y la trascendencia pasa tangencialmente, para cobrar vigencia en la mitad de nuestras vidas en adelante. ¿Qué motiva a un joven a ser bombero y servir a su comunidad? ¿Reconoce en esta labor su propósito? ¿Su motivación es de reconocimiento extrínseco  o de trascendencia? ¿Pretende demostrar su valentía y arrojo?

La mayoría de los bomberos en el Perú se enrolan de jóvenes, muchos pasan gran parte de su vida combinándola con esta actividad voluntaria. Yo creo que un(a) joven que se alista como bombero voluntario tiene claro que el servicio a la comunidad, el salvar una vida, el rescatar un ser vivo en un desastre,  es un elemento esencial de su propósito en la vida, lo siente, lo ilumina y mueve a la acción desde que comienza a madurar su toma de conciencia. Cuando las razones (motivaciones) están alineadas con tu propósito, el valor y  el coraje  son  una consecuencia, son dones que  descubres y usas  como herramientas para que nada te detenga en conseguir la meta, más aún cuando esta es salvar una vida. La motivación extrínseca está en  la labor misma, en la fraternidad de tus «hermanos de fuego» o un «gracias» eventualmente. Trasciende la obra más no el individuo.

Tremenda lección de la fuerza y valor del propósito la que nos dejan estas vidas que se fueron, pero no se perdieron, ya que lograron trascender aun cuando era parte de su propósito. Que Dios proteja a los bomberos. Dios, Patria y Humanidad.

 

 

 

 

Liderazgo,Talento y Propósito

Durante la semana que pasó se dieron en Lima dos eventos importantes para el desarrollo profesional del Coaching, el Latam Coaching Festival organizado por la ICF (International Coach Federation) y el International Congress Coaching, organizado por la ICC (International Coaching Community). Para  los que hemos incluido el Coaching como herramienta para apoyar nuestro propósito en la vida, fue una semana de mucho aprendizaje. Quiero compartir con ustedes algunas de mis notas y reflexiones al participar en  estos eventos.

Como ya hemos «hablado» a través de este blog, se refuerza la premisa que no se puede dar lo que no se tiene o conoce tener. En el artículo de Liderazgo Emocional menciono que para ser líder y guiar o influenciar a otros debemos ser plenamente conscientes de quienes somos en esencia (suma de emociones, creencias, conocimientos, etc.) y luego aprender a autogestionarios para darles propósito.

Escuchaba a Juan Sotomayor (ICF Perú) iniciar su ponencia en el  sobre Liderazgo y Coaching con una pregunta: ¿Quién eres? primero lidera tu vida para luego liderar la de otros, citó. ¿Modelas a alguien, eres consciente de lo que no sabes, de lo que no sabes que sabes? Arduo trabajo previo de re-descubrimiento personal para un prospecto de líder. Si el reconocer tu esencia y gestionarla  es un punto coincidente para el liderazgo, adoptar y trabajar tus valores, nos decía David Alonso (ICF España) se convierte en una herramienta de estructura para ser congruente y hasta para reducir el stress cotidiano.

juan-sotomayor-icf

Nancy Fuk (ICF Perú) me dejaba la reflexión, en su abordaje a través del Coaching Sistémico que todo se inicia a nivel de conciencia con un por qué, que somos seres libres para decidir (ser, sentir, pensar y hacer) por lo tanto llevar nuestra vida al status y equilibrio que deseamos.

Como siempre que se otorgan libertades el reto está en tomar buenas decisiones en uso de esas libertades. La biblia nos muestra a los seres humanos teniendo mentes y voluntades propias. Por lo tanto, en un sentido limitado, somos creadores de nuestra propia conducta y camino – sean estas de acuerdo con la voluntad de Dios o no.    

Pasamos a comentar el Talento, quiero iniciar con una reflexión  mencionada por  Daniel Barrero (ICC Ecuador) » Nuestra cultura se construye sobre debilidades y no sobre capacidades» aludiendo al sistema educativo en esta parte del continente, coincido con él, nos enseñaron a enfocarnos (con buena intención) en el -15% y no en el +85% que en promedio todos tenemos. Marcela Parga (ICC España)  comentaba que estamos en constante evolución y por lo tanto nuestros talentos evolucionan, sean naturales o adquiridos, nos invitó a reconocer nuestros talentos y hasta visualizarlos para luego ponerles «gasolina» entiéndase motivación ¿Lo que tengo, para que lo tengo? Los talentos son regalos de Dios mencionaba Luciano Viana (ICC Brasil) pero hay que cultivarlos para disfrutar de sus frutos, destacó. 

Con esta pregunta llegamos al Propósito. Paty Zambrano (ICC México) nos dijo «el propósito es un poder oculto, lo que hay dentro de mi es importante para definir mi propósito» con esto vinculamos entonces talentos y propósito  ¿Cuál es el propósito de tu vida? ¿Cuál el de tu trabajo? ¿Tienen conexión? ¿Podemos alcanzar algo si no sabemos que queremos? Ludmila Frolova (ICC Rusia) nos recordó que nuestro propósito impacta en la construcción de nuestra identidad.  

Resumen del resumen de mi aprendizaje de la semana: Conocer  y liderar nuestras emociones, pensamientos, creencias y conductas, nos ayudará a descubrir nuestros talentos (naturales o adquiridos) Con los valores como estructura,  le daremos la fuerza del propósito a lo que hacemos. Si los ponemos en práctica con pasión,  vocación y dirección, no solo seremos más felices, también generamos los cambios que deseamos para nuestras vidas, y seguro, cambios en el entorno en favor de nuestras metas y una mejor vida en comunidad. Te invito a caminar esta ruta con el acompañamiento de un COACH! 

Supervivencia en el siglo XXI

 

Ya ingresamos al año 16 de este nuevo siglo y la tendencia es muy clara, los retos están cada vez más en lo intrínseco que en lo extrínseco. En lo que «llega» de dentro y no principalmente lo que «llega» de fuera. El segundo tramo del  siglo pasado fue marcado por las demandas de los Baby Boomers, Yuppies, Gen X, Gen Y, estas últimas marcan también las demandas del nuevo siglo. El siglo XX incrementa la expectativa de vida a través de la mayor conciencia en prevención de salud y tecnología médica. Incrementa también el acceso a la información y la instrucción. Facilita la comunicación a distancia y entornos virtuales. En el siglo XX aprendimos a defendernos de los ataques a nuestro cuerpo y logramos tener mayor vitalidad para aprovechar mejor lo que nos ofrece el entorno, el disfrutarlo y algunas veces explotarlo. Se consolidó la era del conocimiento, recordemos que ya autores como Peter Drucker en su libro «Landsmarks of Tomorrow» en el año 1959  acuñaba el término «trabajador del conocimiento»

Para el siglo XXI se trata de hacer productivo ese conocimiento. Hay mucho conocimiento que administrar, una red mundial interconectada de ideas y pensamientos dispersos no parece una opción final muy inteligente. El estar interconectados no nos garantiza nada sin ejercicio de la conciencia y propósito personal. Sin ideales elevados de autorreflexión, compasión, misericordia, cooperación. Espiritualidad en resumen.

En el siglo XXI el gran reto es asegurar nuestra supervivencia interior, luchar contra las enfermedades de la mente, gestionar nuestros pensamientos y emociones, ampliar nuestro círculo natural de empatía, optar por lo que realmente nos importa y valoramos. Vencer al ego. Hay mucho por aprender y desaprender.

¿Acaso, disfrutar del amor, tener más y mejores amigos, comunicarnos mejor, ser más felices no es el anhelo de muchos que ya disfrutan del bienestar extrínseco? ¿Qué  lo impide?

La Inteligencia Emocional, esa relación entre el pensar, sentir y actuar con proyección en el otro observador de la realidad será muy útil, pero cuando sea honesta en la intimidad de nuestro espíritu y deseo, cuando un alto nivel de autoconciencia nos aporte un alto nivel de espiritualidad.

¿Dónde buscar? pues dentro de nosotros mismos, en la abundancia de los dones recibidos, en lo que somos capaces de sentir, de aprender a pensar y sentir. Desarrollar nuevos circuitos y redes neuronales para no reaccionar como no deseamos, para atrevernos a hacer cosas distintas con motivación trascendente.

La fuente de supervivencia,  no sólo de bienestar físico, de disfrute de la existencia e impacto positivo en nuestro entorno, está dentro de nosotros mismos. Hay que mirar hacia adentro, aprender y desaprender.