Supervivencia en el siglo XXI

 

Ya ingresamos al año 16 de este nuevo siglo y la tendencia es muy clara, los retos están cada vez más en lo intrínseco que en lo extrínseco. En lo que «llega» de dentro y no principalmente lo que «llega» de fuera. El segundo tramo del  siglo pasado fue marcado por las demandas de los Baby Boomers, Yuppies, Gen X, Gen Y, estas últimas marcan también las demandas del nuevo siglo. El siglo XX incrementa la expectativa de vida a través de la mayor conciencia en prevención de salud y tecnología médica. Incrementa también el acceso a la información y la instrucción. Facilita la comunicación a distancia y entornos virtuales. En el siglo XX aprendimos a defendernos de los ataques a nuestro cuerpo y logramos tener mayor vitalidad para aprovechar mejor lo que nos ofrece el entorno, el disfrutarlo y algunas veces explotarlo. Se consolidó la era del conocimiento, recordemos que ya autores como Peter Drucker en su libro «Landsmarks of Tomorrow» en el año 1959  acuñaba el término «trabajador del conocimiento»

Para el siglo XXI se trata de hacer productivo ese conocimiento. Hay mucho conocimiento que administrar, una red mundial interconectada de ideas y pensamientos dispersos no parece una opción final muy inteligente. El estar interconectados no nos garantiza nada sin ejercicio de la conciencia y propósito personal. Sin ideales elevados de autorreflexión, compasión, misericordia, cooperación. Espiritualidad en resumen.

En el siglo XXI el gran reto es asegurar nuestra supervivencia interior, luchar contra las enfermedades de la mente, gestionar nuestros pensamientos y emociones, ampliar nuestro círculo natural de empatía, optar por lo que realmente nos importa y valoramos. Vencer al ego. Hay mucho por aprender y desaprender.

¿Acaso, disfrutar del amor, tener más y mejores amigos, comunicarnos mejor, ser más felices no es el anhelo de muchos que ya disfrutan del bienestar extrínseco? ¿Qué  lo impide?

La Inteligencia Emocional, esa relación entre el pensar, sentir y actuar con proyección en el otro observador de la realidad será muy útil, pero cuando sea honesta en la intimidad de nuestro espíritu y deseo, cuando un alto nivel de autoconciencia nos aporte un alto nivel de espiritualidad.

¿Dónde buscar? pues dentro de nosotros mismos, en la abundancia de los dones recibidos, en lo que somos capaces de sentir, de aprender a pensar y sentir. Desarrollar nuevos circuitos y redes neuronales para no reaccionar como no deseamos, para atrevernos a hacer cosas distintas con motivación trascendente.

La fuente de supervivencia,  no sólo de bienestar físico, de disfrute de la existencia e impacto positivo en nuestro entorno, está dentro de nosotros mismos. Hay que mirar hacia adentro, aprender y desaprender.

 

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El efecto “Año Nuevo”

Pasadas las celebraciones y la inundación (bienvenida por cierto) de mensajes, videos y otras modalidades de saludo que la tecnología nos ofrece hoy, no quiero dejar pasar este primer día útil del año para desearles mucho éxito en el 2016 que llega lleno de retos y oportunidades.

Recibido y festejado el año nuevo volvemos a la realidad con todo entusiasmo y expectativas renovadas, lo cual es muy bueno y placentero. La pregunta es ¿Cuánto dura? No quiero ser “aguafiestas” ni nada parecido, por el contrario mi intención en estas líneas es alentadora, exhortadora y comprometida con el optimismo que esta época del año nos permite y no se repite sino hasta el próximo fin de diciembre.

Quiero proponerles una sencilla manera de prolongar y mantener vigentes este estado de ánimo y disposición a través de este consejo, haz este pequeño ejercicio:

  • Toma un tiempo, pasada la algarabía, para hacer Plan Personal (PP) 2016
  • Iniciar el PP con un repaso de lo BUENO que pasó en el 2015, no seas conciso, expláyate, disfrútalo nuevamente así creas que son “pocas” cosas.
  • Intenta descubrir que FORTALEZAS (las tuyas) estuvieron detrás de todo lo BUENO que pasó. Revisa en el ámbito de la salud física, emocional, desarrollo intelectual, tus hábitos y conductas y espiritualidad.
  • Ahora revisa y lista las OPORTUNIDADES que puedes imaginarte en el 2016, haz una lista lo más grande posible, no importa si puedes considerarlas sueños, sueña!
  • Agrupa estas oportunidades de logro en el 2016 en grupos que las relacionan como: familia, pareja, trabajo, sociedad, amigos, etc. Revisa que alguna no quede vacía o poco satisfactoria para ti.
  • Ahora que ya re-conoces tus fortalezas y sabes de las oportunidades establece prioridades e impacto para este año en particular y pregúntate ¿Qué me impide lograrlas? Donde encuentres obstáculos, encontrarás tus oportunidades de mejora para el 2016.
  • Ahora llegamos al Plan de Acción. Ya sabes que deseas para este año, con que recursos cuentas y lo que te falta para conseguirlo, es momento de ser creativo, asignar recursos y hacer compromisos.
  • Finalmente, comparte tu plan con una o más personas de tu entorno, así te obligas indirectamente a “rendir cuentas”

Habrás notado que no te propongo revisar lo que falló, lo malo o aquello que no deseaste y no pudiste controlar, tampoco las mal llamadas debilidades,  necesitas enfocarte en todo lo POSITIVO , en tus sueños y anhelos. En mi experiencia como coach muchas de las razones que te impiden lograr lo que anhelas son creencias o pensamientos limitantes (descúbrelos dentro de ti) que al hacerlos conscientes puedes enfrentar y solucionar abriendo paso a más opciones creativas.

Recuerda que si quieres que las cosas en tu entorno cambien, pregúntate ¿Qué debo de cambiar yo? También recuerda que no estás solo y la fe en dios te ayudará.
No dejes pasar el Efecto Año Nuevo y hazlo ya!

¡Feliz año 2016 lleno de retos y oportunidades!