Del Yo al NOSOTROS

 

Conversaba con una amiga, con quien comparto valores cristianos, respecto al rol del Coaching como herramienta de crecimiento personal, y rápidamente me increpó lo siguiente “…el Coaching propone a las personas que se sitúen como lo más importante de sus vidas y esto, lleva al individualismo y relativismo, causantes de la perdida de vigencia de valores como la solidaridad, compasión y hasta la humildad”.
En ese momento, y observando su real preocupación, fue que comencé a comprender, desde su mirada, como podríamos concebir en esta era de la consciencia el rol que ejercemos desde lo personal y lo colectivo en la meta de una vida y sociedad destinadas a generar bienestar y, porque no, realización y felicidad.
Es cierto que existen modelos de desarrollo y liderazgo que se basan en los logros individuales fruto de enfoques muy personalistas, sin embargo, también es real que el concepto de desarrollo sostenible, muy vigente en esta era en distintos ámbitos, no se centra en el presente ni en el individuo, sino más bien en lo colectivo y futuro. Este anhelo o necesidad solo es posible de alcanzar o satisfacer cuando el individuo logra superar las etapas del miedo, pasar de preocuparse por sus necesidades básicas y satisfacción personal (ego) y atravesar hacia una etapa de crecimiento basada en la trascendencia y servicio, alineada con el bien común en su organización, sociedad y planeta.
Pasar del Yo al NOSOTROS.
Volvemos a lo individual. No es posible, o al menos se hace más complejo, alcanzar Grandes Propósitos sin la oportunidad de un entorno seguro y protegido respecto a las necesidades básicas (Maslow nos lo hizo saber ya hace rato), sin recibir respeto y amor de nuestro de entorno y sentirse confiado en tu fuero más interno. Es a partir de ese último nivel donde iniciamos un viaje de libertad individual que nos lleva al propósito ambicioso, que solo se podrá lograr co-creando con los demás y sirviendo al bien común en todos sus niveles. No se puede compartir lo que no se tiene.
Un requisito para lograr llegar a cohesionar tu crecimiento personal con las intenciones del bien común es generar confianza. El primer nivel de confianza se desarrolla en la autoestima, sin ese paso previo será difícil mostrarte confiable y ganarte el respeto de tu entorno, vemos entonces que la ruta siempre inicia en la responsabilidad del YO y que no es para un camino necesariamente egoísta o individualista.
El autoconocimiento y gestión individual es y será aún más importante en el futuro desarrollo de las personas, de cara a su realización y propósitos, y por supuesto al de las organizaciones que las convoquen.
La confianza es un elemento de cohesión interna y externa, del mundo personal y del colectivo, muchas veces necesitamos de ayuda para construirla en lo personal y de ardua disciplina para sostenerla en lo colectivo, se necesitan también reglas claras, autenticidad y respeto. Respeto a ti mismo, a tus pares de equipo, a tus compromisos asumidos y a tu estructura de valores.
Me gustaría cerra este artículo agradeciéndole a esta amiga por su cuestionamiento, ya que me lleva a precisar mi convicción respecto al desarrollo del potencial individual de las personas y su vinculación al propósito del bien común en las organizaciones y sociedad en búsqueda de desarrollo sostenible y trascendente. La importancia de reconocer los valores que guían esta ruta, alejados del miedo y en lo posible del ego, buscando crecer desde una mirada personal a una mirada colectiva, co-creando oportunidades, siendo más solidarios, respetuosos y comprometidos.

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